Cada mayo se celebra esta fiesta tan curiosa en el casco
antiguo de Yecla. Comprende las calles Quevedo, Carnicerías o Epifanio Ibáñez,
entre otras, y es la única fiesta realizada por los vecinos. En ella se cuelgan
en mitad de la calle muñecos de trapo confeccionados por los residentes que
tienen un significado burlón y crítico hacia la política y la actualidad.
Rastreando el origen de este festejo llegamos al año 1808,
cuando Yecla estaba invadida por las tropas de Napoleón. Según cuenta la
tradición, un soldado se encaprichó de la bella hija de una posadera y cuando
ésta lo rechazó, el miliciano decidió violarla. Cuando su madre se enteró,
decidió matarlo sin miramientos y colgar su cadáver en mitad de la calle como
escarmiento. Tras este suceso, los franceses sintieron terror y los habitantes
de Yecla no tardaron en expulsar a los franceses. Desde entonces, los vecinos
de aquel barrio celebran la venganza de aquella mujer a la que apodaron “la
Matona”. Así cada año se cuelgan decenas de muñecos para recordar este
asesinato.
Incluso montan una cruz en la casa donde vivió la Matona
para honrarla. En su fachada luce desde 2004 una placa que dice: “En esta casa
la matona lavó el honor de su hija. Fue el germen de nuestras Fiestas de los
Judas”.
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